sábado, 28 de noviembre de 2009

Cabezo María: La ilusión de un pueblo


El pasado domingo subí al Cabezo María. Fue un día especial.
Me costó trabajo llegar hasta arriba, los años cada día pesan más, pero la ilusión por ver arreglada la ermita hace que no existan obstáculos. Y otra gran alegría: me acompañó mi nieto.

Aunque había gente joven, fueron pocos. Yo le pedí que me acompañara, que participara un poco; que antes de juzgar, observara y se dejara interpelar por los sentimientos de la gente que subiría a la misa.

Y fue especial. Se emocionó cuando bajábamos y hablaba con la gente y le contaban historias del Cabezo María, de la Virgen. Creo que se ha convertido en un “antuso” más por la causa.

Se celebró la misa. La dijo Tomás, el hijo de Frasquito y Julia, que ahora está en Almería de Vicario; y don Bernardo, el gran cura de nuestro pueblo; y don Francisco, un sacerdote joven que se le ve con ganas de trabajar.

Tomás dijo que nos uniéramos todos, que cualquier idea es bien acogida, y creo que tiene razón. Que los hijos de Antas, estemos donde estemos, hemos de ser quienes nos unamos para llevar a cabo esa gran empresa. Cuenta conmigo y mi familia, don Bernardo.

Y la comida fue una auténtica convivencia.

Sólo pido una cosa: que no sea sólo un día, que sea el inicio de algo nuevo.

Gracias a la “Comisión”, se ve gente joven y con ganas.


P.D.: Soy el nieto, y por primera vez escribo algo sin permiso de mi abuelo en este blog. Hasta ahora, transcribía y daba forma a lo que me decía mi abuelo. Hoy le quiero dar las gracias por llevarme, por pedirme que fuera con él. Tengo una cosa clara: mi madre tiene un gran pueblo; Antas es un gran pueblo, y me siento orgulloso de mis raíces. No dejemos que siga destruyéndose la ermita, por favor.




martes, 17 de noviembre de 2009

¿Os acordáis de los “Púes”?


¿Os acordáis de los “Púes”?

Eran cuatro hermanos: Agustín, Teresa, Pedro y Juan. Teresa estaba siempre en la casa; Juan llevaba las cabras en torno siempre al río, no se desplazaba mucho, dicen que le daba miedo. Agustín hacía las compras para la casa, siempre con su bolsa de plástico en la mano, y cuando terminaba los recados, iba al encuentro de su Juan que lo esperaba. Pedro era el único que trabajaba fuera de la casa, era el más sociable.
Vivían en la casa que está frente al cine, al lado de Francisco Ávila. Eran buenos y trabajadores, serviciales como pocos había en el pueblo. Para ellos no había fiestas, ni otra cosa que no fuera el trabajo y sus cabras.
Murieron en silencio, casi como vivieron su vida. Pero sería bueno que no pasaran desapercibidas la vida de aquéllas personas que construyeron nuestro pueblo.
Es verdad que fueron motivo de risas y de bromas. Como siempre, hay quienes nos pensamos que somos más listos que otros porque podemos razonar de forma coherente, pero nos olvidamos de vivir con alegría como lo hacían ellos.
Desde aquí, a esos hermanos “Los Púes”, mi reconocimiento y admiración.

jueves, 5 de noviembre de 2009


Llevo tiempo con ganas de escribir de D. Bernardo.
Hay muchas cosas que decir de este GRAN hombre de Dios, seguramente todos podremos aportar anécdotas, experiencias, momentos, que vividos con este “cura” han hecho la vida más agradable.
Es un poco mayor que yo, por lo que lo conozco desde niño. Siempre ha sido un buen hombre, un santo. Es ejemplo de todas las virtudes que se pueden buscar en alguien.
En mi familia hemos pasado por momentos buenos y malos, y siempre ha estado ahí, en silencio, pero acompañando como un ángel de la guarda.
No pude estar en el homenaje que le hicieron, pero desde aquí quiero decir GRACIAS DON BERNARDO.
Gracias por ser de Antas y pudiendo hacer carrera dentro de la Iglesia, ha preferido entregar su vida a la gente de este pueblo. "Usted es para nosotros un regalo del cielo. Nunca nadie le pagará todo el bien que nos hace con su presencia, con su saludo, con su amabilidad.
Pido a Dios que le recompense todo su trabajo y dedicación a nuestro pueblo
".
No hay nadie en este pueblo que no tenga un sitio en el corazón de este hombre, nadie que llegue a su puerta y no se encuentre la sonrisa de este hombre de Dios. A cualquier hora, en cualquier momento, SIEMPRE está dispuesto a servir a los demás.
Es un hombre inteligente y al mismo tiempo humilde, es un sabio que ha preferido el anonimato y el silencio como norma de vida. Es un artista y un compositor de música que sólo Dios sabe lo grande que es, porque decidió que su música fuera solo para El.
Cada día sigue saludando con el pito del coche a todos, da igual si vamos a la iglesia o no, si es de aquí o de fuera, da igual, para Don Bernardo TODOS somos iguales.
Gracias, gracias y gracias. Que Dios lo conserve muchos años entre nosotros