viernes, 15 de junio de 2012

Juanica "la grifa"

Ha venido mi hija hoy a comer con mis nietos, y después del arroz con pollo que le ha hecho mi mujer, nos hemos puesto a recordar los años pasados. Lo pasamos bien recordando, porque dicen mis hijos, que eso es un modo de que no mueran para siempre todas esas personas. Tendrán razón, pues los que han estudiado son ellos.
Hemos hablado de Juanica “la grifa”. Vivía frente al tío José el Chapas, y siempre tenía la puerta abierta, con la cortina echada, pero abierta, sobre todo en verano. Éramos muchos los que mandábamos a nuestros hijos a por un “polo de Juanica”. ¡Qué buenos!
¡Cómo haría aquélla mujer los polos! Después de comer, le dábamos un “duro” a mi hijo y le decíamos: ‘vete a Juanica y tráete cinco polos’. No se derretían por el camino. Aquellos sí que eran polos de verdad, de limón del bueno. Decía su Andrés, que el secreto era el limonero que tenían en el patio. Yo no sé si era eso, o no; pero estaban muy buenos.
Juanica estaba en la habitación de al lado, viendo las noticias en blanco y negro (eran de las pocas que tenían televisión), con su abanico, en la butaca mecedora, y siempre con su: “vooooooooy. No me dejáis tranquila ni un momento”. Renegaba un poquito, pero en el fondo era cariñosa, buena gente. Era pequeña y súper coqueta. Pienso que nadie sabía la edad que tenía y con la que se murió. Con el tiempo dejó de hacer polos, y fue siendo más cercana y cariñosa; la vejez la hizo más amable.
Algún día podría hablar de cuando joven estaba en el balcón del ayuntamiento después de la guerra… ¿Ayudaría eso a los buenos recuerdos? Pienso que no, por eso me callo y hablo de lo bueno, de los “polos de limón de Juanica la grifa”.
Gracias Juana por tantos calores aliviados con aquéllos polos de limón, a peseta.

miércoles, 6 de junio de 2012

"El Pub" de Alfredo

El jueves por la tarde estuve el “El pub” de Alfredo. Hacía tiempo que no iba, y fui con mis hijos y dos nietos a tomar un café. Se está bien, aunque para los que tenemos cierta edad, hay lugares que son para estar de paso, hay que dejar a la gente joven en su ambiente. Los mayores a veces nos escandalizamos muy pronto.
 
Es curioso. Llevo varios años yendo de vez en cuando, y por eso a Isabelica le da tanta alegría el verme. No soy un cliente habitual, soy de los que se dejan caer alguna vez, pero siempre acompañado de mis hijos; no me gusta ir solo. Es un sitio agradable, pero me he dado cuenta que todos tenemos los mismos vicios. En “la Moncloa” arreglamos el mundo los que no tenemos fuerza para nada; y los que tienen fuerza, y están en el pub tomando café, no hacen nada porque no quieren. Tanto en un sitio como en otro, te enteras de todo. A mi me gusta oír a la gente joven. Aunque a la hora que yo fui la media de edad eran unos 40 años, y ya no son tan jóvenes.

 Un día me gustaría hablar de cuando estaba este bar en el otro sitio. Yo me levantaba de madrugada para ir a regar algunos días, y no veáis en verano lo que allí se divertía la gente. Pienso que sin maldad, pero ya sabemos que estamos de todo. ¡Qué tiempos aquéllos! A mí todo eso me llegó tarde, aunque yo disfruté también lo mío.

lunes, 4 de junio de 2012

La contraseña!!!!


Dirán lo que quieran, pero a cierta edad esto es demasiado. Llevo cuatro días intentando acceder al blog, pero imposible. No me acordaba de la contraseña!!!! He tenido que llamar a mi nieto a ver, y claro está, de momento. ¡Juventud, divino tesoro!


Me gustaría si alguien lee lo que escribo, que me lo hiciera saber de algún modo. Un simple comentario, aunque fuera pequeño (caprichos de la vejez).


Un abrazo a todos. Y por cierto, desde ahora tendré la contraseña junto a la televisión, ya verás como no se pierde.