domingo, 19 de abril de 2009

CARMEN "la de don Juan"


Alguien me ha sugerido que escriba de Don Juan Gómez, el maestro. La verdad es que, junto a otros maestros, se merece un homenaje. Sería bueno que no dejáramos pasar de largo la memoria de tantas personas que han hecho de su vida un servicio a Antas.
Pero me vais a permitir que no hable de él, sino de su mujer, de “Carmen la de don Juan”. Si, así se le conocía en Antas. Carmen era hija del tío José “el Chapas”, seguro que todos coincidimos en que era una gran mujer.
Madre, esposa, vecina, hermana, siempre en un segundo plano, siempre detrás, en silencio, pero con la sonrisa en el rostro. Podíamos llegar a la hora que fuera a buscar a su marido al cortijo cuando era juez de paz, allí estaba ella para atender, para tranquilizar, para animar.
Seguramente habrá generaciones de antusos que la hayan visto y no habrán hablado con ella puesto que no era mujer de palabras, pero si de hechos, de grandes hechos a favor de los demás desde el silencio.
Madre de cuatro hijos para los cuales trabajó incansablemente con el fin de que estudiaran. Su gran tesoro fueron sus hijos. Mujer de familia. Mujer de Iglesia. La cara visible de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza era su marido, pero ella era la gran trabajadora para que todo saliera bien.
Ojala haya muchas “Carmenes” en Antas. Desde aquí mi gratitud a esta mujer, porque cuando se le necesitaba, allí en el cortijo, siempre había una sonrisa y una mujer prudente y sencilla en quien confiar.
Gracias Carmen.

sábado, 4 de abril de 2009

A ti querido "joven": GRACIAS


Acabo de llegar de tomar café de “lo de los viejos” y le he dicho a mi nieto que antes de irse, tenía que subir lo que acabo de escribir.
Estaba a mi lado un gran amigo tomando café, y me comentaba que su nieto le ha escrito por Internet a un abuelo de Antas y que éste se había enfadado con él por un comentario sobre la vieja. Que el chaval estaba un poco molesto porque no se habían entendido sus palabras. No sabía que era yo ese abuelo.
Antes de nada, no sólo no estoy molesto con él, estoy AGRADECIDO como nunca se podrá imaginar este chaval. ¡Sólo tiene nueve años! Gracias por entrar a leer lo que este abuelo ya viejo escribe sobre la vida.
Cuando venía a mi casa para escribir esto, iba llorando de alegría. Un niño con nueve años leyendo un blog de un abuelo y escribiendo para dar su opinión.
GRACIAS por ser ese lector anónimo. Te pido un favor, sigue escribiendo y me dices lo que piensas, yo te lo agradeceré siempre.
Por cierto, me ha dicho tu abuelo que esta tarde estabas de costalero en tu pueblo llevando a la Virgen de los Dolores. ¡Enhorabuena!
Lee lo que escribí llamado “Querido Joven”, es para ti. Pensé que eras mayor, que estabas estudiando en la Universidad, y sólo eres un niño, un gran niño. Gracias

Frasquito Bascuñana


Es viernes por la noche, y estoy solo frente al televisor. La verdad es que no hay muchas cosas interesantes, por eso he pensado en escribir algo para que mañana mi nieto lo ponga en el blog.
Hay mucha gente de nuestro pueblo que no se puede dejar en el olvido, gente sencilla y anónima que hicieron con sus vidas un ejemplo para generaciones futuras. No tienen calles, pero tienen una historia que es preciso traer para aprender, para agradecer su existencia en nuestro pueblo.
¿Habéis oído hablar de Frasquito el Bascuñana? Vivía en la calle que baja del estanco de Luisa. Murió hace años pero creo que es injusto que permanezca en el olvido.
En verano, cuando nos sentábamos en la puerta a tomar el fresco, sus palabras eran las de un sabio, las de alguien que había vivido y visto mucho, pero que parecía querer olvidar rápido.
Era un hombre inteligente, prudente, sencillo, y sobre todo muy respetuoso. Nunca le oí hablar mal de nadie, siempre con Isabel, su mujer, como compañeros que luchaban por sacar adelante a sus hijos con la dignidad de quién sabe lo que es luchar por los demás.
Seguramente habrá quien haga de sus ideas políticas bandera de batalla. El nunca hablaba de política, sino de valores, de verdades, de luchas… Hoy sabemos a qué se refería, pero entonces él guardaba silencio.
Creo que esa calle no es la de los arrieros, es la calle de Frasquito el Bascuñana. Gracias Frasquito por todo lo que enseñaste a los mayores y a nuestro hijos cuando se sentaban contigo para escuchar al abuelo.