Hay algunos que me
comentan que hable de tal o cual persona. Ya sabéis que no voy a hablar de
todos, sino de aquellos que pueda hablar bien. No me gusta que en este medio se
hable mal de la gente, y menos de mis paisanos. Todos nos equivocamos, todos
actuamos a veces por intereses particulares y no siempre por los del pueblo;
pero no voy a hablar mal de nadie.
Por supuesto que tengo
razones, como cualquier persona, para que no me caiga bien todo el mundo, pero
ese es mi problema. No me gusta el chafardeo y el marujeo que a veces tenemos
incluso en “la Moncloa”. Para eso me estoy quieto.
Ayer decían en la Moncloa
que porque el “viejo ese que escribe en el ordenador” no dice las cosas más
claras. No me gustó el comentario, pero es verdad. No voy a convertir este blog
en un patio de vecinos, que como si no tuvieran nada que hacer, quieren
criticar. Para eso que busquen otras páginas, incluso de Antas, pero aquí no.
Un día os voy a hablar
de “Juan el lala” (el hombre se tira los días sentado aquí en el banco); y de “Pepe
el fragüero”, y de “Joaquín el sastre”, y de “Don Atanasio”, y de “Pedro el
lita” y su Guillermo, y de Indalecio el municipal, y de mucha más gente. Y de
quien no pueda hablar bien, o pueda dar pie para que en los comentarios se
hable mal, pues me lo guardaré para mí.
Me decía mi nieto hace unos
días que colgara todo lo que tengo escrito del pueblo, pero le dije que no, que
eso era para mí, y como mucho para él. La historia de Antas ha tenido momentos
muy tristes y desagradables, momentos duros de trabajo y marginación, de
sufrimiento de muchas familias, de emigración y trabajos mal pagados, de niños
que tuvimos que trabajar desde los ocho años detrás de un ganado…. Pero quiero
mirar hacia adelante, al futuro, sin miedo. Aquello ya se pasó, lo superamos.
Ahora toca trabajar e ilusionarnos con lo que podemos hacer, con lo que
conseguimos gracias al esfuerzo de TODOS.