martes, 27 de enero de 2009

Mi mili



Alguien me dijo un día que escribiera sobre la mili. No me gusta mucho hablar sobre eso porque es un tema de “viejos”. Pero huy si quiero decir algo sobre aquellos meses que pasé en Sidi Ifni.

Imaginaos un momento: un joven que jamás había salido de Antas; toda su vida con las cabras y echando jornales con don Luis Jiménez o con doña Isabel, y de pronto tiene que dejar todo y marcharse a lo desconocido porque se “iba a hacer un hombre”. No os podéis imaginar lo que se le pasa a uno por la cabeza. Apenas llevaba un año con la novia, sin dinero, sin saber leer, sin nada de nada…

Tuve suerte, me pusieron de asistente de un comandante, y no estaba mal del todo. Lo de asistente es un decir, aquí en Antas se llamaba criado, y eso es lo que yo hacía, servir al comandante y a su familia. No lo pasé mal, al menos comía y estaba rebajado de guardia.

No me hice un hombre allí, yo ya era un hombre, mis padres me hicieron un hombre; al contrario, me utilizaron para servir no a la patria sino a una familia. Me dijeron que era de hombres ir a la mili, me hicieron creer que podía ser alguien, y nada, no me traje nada, ni siquiera aprendí a leer. Seguramente si hubiera sabido “las cuatro reglas” las cosas habrían sido distintas.

No me arrepiento de aquel tiempo, pero para mi hijo no lo quería. Yo crié a mis hijos con todo el capricho y me moría cuando pensaba que también ellos pudieran ser asistentes de cualquiera. Cuando aquel 2 de marzo de 1984, después de terminar su carrera, mi hijo el mayor se iba para la mili, le dije que me sentía orgulloso de él, que se haría un hombre. Y él, con lágrimas en los ojos me dijo: Papá, yo soy un hombre gracias a ti; la mili no me hace falta. Y era verdad.

Por eso, cuando la quitaron, me puse contento. Era mentira lo del servicio a la Patria, por mucho que ellos vivieran muy bien a costa de ella. Yo creo que no hay que armarse ni prepararse para la guerra; todo lo contrario, hay que construir la paz.

Seguramente a alguien de los que lean esto les decepcione; lo siento. Yo no guardo buen recuerdo de la mili. Y mis mejores amigos no los descubrí allí, porque me obligaron a vivir con desconocidos y por fuerza tuve que llevarme bien con ellos. A mis amigos los he elegido yo a lo largo de mi vida, y de ellos si que me siento orgulloso y agradecido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo soy el que le pidio hablase de su mili y estoy de acuerdo en que no sirves a la patria sino a unos militares amargados.tines que obedecer como un borrego y sino ya sabes.yo en otra epoca pero mi primer viaje fura de antas fue ese,conoci todo lo malo de la vida alli.a las 8 mañana corria 10 km,a las 10 al campo a pegar barrigazos.etc cuando algun mando se enfadava(con su mujer o estava borracho)nos la hacia pagar a todos,tambien conoci muchos sitios,zaragoza,huelva.albacte,caceres y algunos mas total 142 dias de maniobras.pase mas que la bicha,almenos comia bien,se lo propuse para ver que se sentia en aquellos tiempos sobre todo el dejar antas y poner rumbo a lo desconocido veo que lo mismo que yo.tambien me alegre mucho cuando la quitaron.gracias por la conversacion.
pd-ni caso a comentarios maleducados y siga tan anonimo como yo.no tine que demostrar nada.

Blogosfera Almeriense dijo...

Es bonito recordar siempre lo que ha pasado uno, queda en la maleta de nuestra vida, y no es malo irse de aqui con una maleta llena de vivencias, buenas y malas...todas nos han ido forjando, y han conseguido que seamos los que realmente somos, lo importante del final del viaje, es saber si estamos contentos con nuestro paso por esta vida o podíamos haber hecho más.

Un abrazo y bienvenido